Desde niña imité lo mejor de ti y de adulta he seguido tu mejores ejemplos y los que no me gustaban los descarté. Aprendí a ser luchadora, trabajadora, buena madre y a no darme por vencida ante nada. Sé compartir, defender mis criterios sin tener miedo a nada. Heredé el mejor trabajo del mundo y eso gracias a ti, hoy puedo enseñar, educar a hijos de otros y los siento como míos. Sé ser leal a los míos, defender y amar a mi familia por encima de todo. Aprendí a dar y recibir consejos para salir adelante en las dificultades de la vida. Gracias Madre por tu sacrificios, tus enseñanzas y por tus errores porque me enseñaron a no cometer esos errores tuyos que nunca me gustaron. Siempre vivirás en mi corazón y en la vida de toda tu familia porque aun después de muerta eres necesaria para nosotros. Te amo Mami y espero que siempre nos cuide y nos proteja de mal y peligros. Sé que desde el lugar en que te encuentres, estás pendiente de nosotros. Te extraño tanto.