Este es un homenaje para la abuela pollo. A pesar que alguna vez me dijo que me había robado a su hijita, creo que con los años nos entendimos muy bien, nos respetamos y nos quisimos mucho.

Abuela Pollo Qué duda cabe. Eres la mejor mamá del mundo para cada uno de tus cinco hijos como bien lo dijo tu retoño apenas dejaste en el aire tu último suspiro.

Has de saber que ha quedado un gran vacío en el corazón de todos nosotros después de tu partida, pero no te preocupes abuela. Poco a poco será ocupado por tu propio recuerdo, por tu sonrisa, por tu imagen de mujer ejemplar y luchadora cual ninguna. No te preocupes por nosotros abuela porque ahora sabemos que estás en paz.

Abuela Pollo, como todos te llamamos. La Pollito, con cariño.

Qué mujer. La vida puso a prueba tu tesón, e incansable, luchaste con pasión. Por tus hijos, por tus nietos, por el Tata. Pero siempre habrá que recordar que tus nietos no sólo fueron los hijos de tus hijos. Tus nietos fueron los hijos de los hijos que adoptaste en tu camino. Por eso,  todos te llamamos abuela; abuela Pollito.

Llevaste con impecable dignidad tu dolor cada día de tu vida. Pero también desplegaste tu alegría con tu humor irreverente.  Ahora, tienes que saber abuela que cada sonrisa de tus hijos, de tus nietos y bisnietos será  un pedacito de tu alma entre nosotros. Será el recuerdo que quisiste dejar.

No derramaste una lágrima al enfrentar esta última y dura etapa de tu vida. Así quisiste que te vieran. Así quisiste que te recuerden. Así decidiste que tenía que ser. Es tu legado. El mensaje está claro.

La vida está hecha para amar y disfrutar,  pero también para luchar.

Abuela, este día tenía que llegar. Ya es hora de partir. Abuela, ahora que te has ido, estás entre nosotros.


Escrito por: Gonzalo Platero