My father Oscar Calvo-Oller was a great man. He was gentle and caring and tough as a rock, the bedrock that supported us.

He was dedicated to his family more than anything, responsible, hard worker and an example to his peers.

My father loved life and was kind to everyone he knew.  He enjoyed music and the poetry of Jose Marti.  He loved to laugh and always had a smile on his face.  He was loving and giving, was dependable and a loyal friend.  He was spiritual and had high moral standards.   He loved to travel and celebrate with friends and with my mother he explored many countries in the world.

He was the only child of Gumercindo Calvo native of A Estrada in the region of Galicia, Spain and Josefina Oller native of Havana, Cuba.  He graduated as an Accountant from the University of Havana (1947-1952) where he met my mother Maria Caridad Miyares and where he developed friendships that lasted almost until his death.

While still studying at the University he became Inspector de Municipio.  He then worked at the Tribunal de Cuentas, as an auditor in the firm of Carca, Esteban & Barreneche where he had the opportunity to travel through Cuba and where he solidified his abilities as an accountant, the Capitolio (Havana’s White House), and in the Ayuntamiento comprobador de Municipio (to verify if people had paid taxes, were registered, etc.)

As he worked and studied, he saved to furnish his parents’ apartment.After he had helped his parents, he then married my mother, the love of his life. Soon after their marriage, Castro marched into Havana and their lives were turned upside down.

Because my father was not a member of the Communist party, Castro’s tyrannical ruling was hard to bear.  For five long years he found ways to take care of my brother Oscar, my mother and me, while we waited for our turn to leave Cuba.  Five long years fearful, as were most Cubans, that at any moment a militia man would knock at the door.After leaving Cuba, we settled in Madrid, Spain where he found a good position at an American company but this job was in Puertollano, south of Madrid. He left us every Sunday night and returned on Fridays, a big sacrifice to be away from his family all week, but that is what he needed to do.We returned to the Americas (Puerto Rico) less than a year later to be closer to my mother’s family that resided in New York.For the rest of his life he continued to work hard to provide security for his family.During his last years, he became grandfather to my daughter Lili Alexandra, he enjoyed, loved her dearly, spoiled her and laughed at all her mischiefs.  His whole life was an example of strong family values, good character and hard work.

My brother Oscar and his wife Elizabeth, my daughter Lili Alexandra and I will miss him, and are comforted knowing that he is at peace now enjoying eternal life and the company of my mother whom he greatly missed.

Find the memorial for Maria Miyares de Calvo here:  https://www.forevermissed.com/maria-caridad-miyares-de-calvo/about
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Mi padre Oscar Calvo-Oller fue un gran hombre.  Era cariñoso pero fuerte como una roca, el cimiento que nos sostenia.

Se dedicó a su familia más que nada, y fue trabajador responsable y ejemplo para sus compañeros de trabajo.

Mi padre amaba la vida y fue cariñoso con todos los que conocía.Gozaba de la música y de la poesía de José Martí.Amaba reír y siempre tenía una sonrisa en su rostro.  Era sensible y generoso y un amigo fiel.  Era un hombre moral y espiritual.  Le gustaba viajar y celebrar con amistades y disfrutó de viajes por muchos países con mi mamá.

Fue el único hijo de Gumercindo Calvo, nativo de A Estrada en la región de Galicia, España y Josefina Oller, nativa de La Habana, Cuba.Se graduó de contabilidad de la Universidad de La Habana (1947-1952) donde conoció a mi madre María Caridad Miyares y donde desarrolló amistades que duraron toda la vida.

Siendo estudiante en la Universidad, empezó a trabajar como Inspector de Municipio. Después trabajó en el Tribunal de Cuentas, como auditor en la firma Carca, Esteban & Barreneche, donde solidificó sus habilidades de contador y viajó por toda la isla, luego en el Capitolio y en El Ayuntamiento como comprobador de municipio.

Mientras trabajaba y estudiaba, ahorró para comprarle muebles a sus padres y después de ayudarlos, pudo casarse con mi mamá, el amor de su vida.  Poco tiempo después del matrimonio, Castro marchó hacia La Habana y sus vidas se les viró al revés.

Por no pertenecer al Partido Comunista, la tiranía de Castro fue difícil de soportar.Por cinco años se las arregló para encontrar forma de mantener a mi hermano Oscar, a mi mamá y a mí.  Cinco años temerosos, como muchos cubanos, de que en cualquier momento los milicianos tocaran a la puerta.Después de salir de Cuba, nos establecimos en Madrid, donde encontró un trabajo con una compañía americana con oficinas en Puertollano al sur de Madrid.Salía los domingos por la noche y regresaba los viernes, un gran sacrificio al estar lejos de su familia, pero hizo lo que era necesario.Regresamos a América (Puerto Rico) para estar mas cerca de la familia de mi mamá que vivía en Nueva York.  El resto de su vida continúo trabajando duro para proveer seguridad para su familia.  Durante sus últimos años, se convirtió en abuelo de mi hija Lili Alexandra, la disfrutó, la amó mucho, la mimó y se rió de todas sus travesuras.   Su vida entera fue un ejemplo de grandes valores de familia, buen carácter y trabajo fuerte.

Mi hermano Oscar y su esposa Elizabeth, mi hija Lili y yo lo extrañaremos, pero nos consuela saber que ahora disfruta de la vida eterna en compañía de mi madre a quien extrañó mucho.

Encuentre el memorial de Maria Miyares de Calvo aqui: 
https://www.forevermissed.com/maria-caridad-miyares-de-calvo/about