Madre,
hoy te escribo esta sencilla y humilde carta, por tantas, pero tantas cosas...
la principal porque te quiero y te estraño. Realmente creo que cada hijo en este mundo tiene que estarle agradeciendo a su madre por cada cosa, quizás haya personas que como yo no la tengan; pero le doy gracias a Dios por el tiempo que la tuve, y porque todavía puedo compartir cada recuerdo de mi vida contigo; por eso te escribo esto, para poder de alguna forma expresarte todo lo que siento:
por cada velita que me ayudaste a apagar. Gracias madre, por pasar noches enteras orando y velando por mi cuando yo estaba en un problema o cuando estaba enferma. Gracias madre, por compartir todas mis alegrías y por ayudarme en mis tristezas. Gracias madre, por escucharme, aconsejarme, por luchar por mi, por darme tu hermoso hombro para que pueda llorar en él, y compartir tus lágrimas para luego sonreír porque juntass habíamos encontrado la solución. Gracias madre porque hiciste cumplir mi mayor deseo y quizás el sueño de mi vida, porque sufriste día y noches enteras en hacer lo mejor para que yo pueda ser feliz.
Es tanto lo que tendría que escribir, que se acabaría la tinta. Pero sé que mis labios no podrían nunca dejar de decir todo lo que siento por ti, todo lo que tengo que agradecerte; ni tampoco mi corazón dejaría jamás de quererte, porque el día que eso suceda entonces ya no latiría.
Madre, gracias, sólo gracias.