¡Ay... madre!
Cuánto me duele cuando veo que me buscas tras los cristales y esperas mi llegada, así como tambien esperas ese beso que todos los días te daba.
No porque no tenga vida no siento, no mamita, sigo teniendo mi vida. Sólo mi cuerpo se apartó de mis seres queridos, pero piensa que estoy con vosotros cada segundo, vigilo tus insomnios, tus sueños y todas esas lágrimas que derramas por mí.
Mamita... cuando pienses en mí, imagina que estoy de viaje, que un día estaré en tus brazos nuevamente y me podrás dar todos los besos que ahora extrañas y que también yo necesito.
Cuida a papito, a mis hermanos, ellos te necesitan como yo necesito que tú estés bien, ya no me llores, recuerda que siempre que viva en tu corazón viviré eternamente.