Tuve el honor de ser contratada por el ingeniero Locht, recién nombrado director general de Compañía de Nitrógeno de Cantarell. Fui la primera empleada de CNC. A lo largo de mi colaboración con la Planta, él siempre fue el hombre íntegro, serio, noble, conciliador, negociador, de memoria privilegiada ("cómo haces, ingeniero, para hablar de tantas cosas?" "La clave es mantenerse actualizado, Xochitl"), inteligencia única y una habilidad extraordinaria para resolver problemas. En abril de 2016 hablé por última vez con él y, curiosamente, mientras me comentaba de lo que haría en el retiro y me deseaba suerte, me di cuenta que, después de 18 años de trabajar juntos, no nos íbamos a ver más. Gracias, ingeniero. Mi admiración para ti perdurará mientras viva.