Palabras Simposio "DOCTORA MARIA JOSE GARCIA RIVERA"
Ha transcurrido un poco más de un año desde que María José fue invitada por Jesús a disfrutar de la eternidad junto con él, un poco mas de un año desde que Dios revisó su historial y determinó que su causa de vida eterna fue “haber cumplido el propósito por el que fue enviada a este mundo”. No era perfecta pero… ¿acaso Dios nos pide perfección? El mundo suele confundirnos con un concepto errado de la perfección, modelos, medidas, calificaciones, simetría… MUCHO DE LO QUE NO CUENTA PARA DIOS. Somos tan imperfectos y Dios tan misericordioso y comprensivo que hasta tuvo en cuenta nuestra poca memoria y nos resumió los diez mandamientos en uno solo: amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Lo leemos una, otra y otra vez…sabemos lo que dice, más no su significado real. Sin que mi condición de hermano me traicione puedo decir con toda seguridad que María José no solo logró descifrar ese mandamiento sino que lo puso en práctica. Utilizando como vehículo la medicina (profesión que buscó y que amó hasta el último momento) pudo llevar salud a los enfermos… una salud que acompañada de ese amor del que nos habla Jesús termina convirtiéndose en servicio. María José iba mas allá… no solo se preocupaba por la enfermedad física sino que también por la espiritual, los pacientes del Leonardo Martínez y el Mario Rivas (recién nacidos, niños, adolescentes, mujeres, hombres, ancianos) tuvieron en María José no solo una doctora, sino una amiga que se preocupaba por su salud, su bienestar y sobre todo por su dignidad. Ella hacía lo que amaba y amaba lo que hacía…como diría el maestro Facundo Cabral:"el que hace lo que ama está benditamente condenado al éxito", y el éxito no es otra cosa que la felicidad que nos provoca el hacer lo que amamos. Algunas personas nos hablan de “no involucrarse mucho con los pacientes”, de “limitarse a hacer su trabajo”, yo los invito a hacer lo contrario, eso fue lo que me enseñó mi hermana… antes de ser doctores, abogados, ingenieros, maestros, arquitectos, licenciados somos hombres y mujeres, hijos de un Dios vivo que no hace ningún tipo de distinción. Es cierto, involucrarse espiritualmente en algunos casos puede significar sentir dolor y en serio les digo que no hay nada más humano que el dolor ¿de qué pretenden salvarnos?
En el peor de los casos:
Si no nos involucramos podremos perder un paciente.
Si nos involucramos igualmente podremos perder un paciente, pero ganaremos un alma para la gloria de Dios.
No nos conformemos con borrar las huellas que puede dejar una enfermedad en el cuerpo de una persona…sino que busquemos también dejar nuestra huella en sus corazones. Servicio, vocación, amor… la formula que utilizó María José a lo largo de su vida… Servicio, vocación y amor…MUCHO DE LO QUE SI IMPORTA PARA DIOS…