Conocí a Kyoko a la salida de un elevador. No tenía idea de que era la esposa de mi jefe (Nate). Segundos después lo supe, fue solo ver los ojos de complicidad y amor entre ellos. Kyoko me saludó y se presentó con una sonrisa que irradiaba paz y nobleza. Después, en cada ocasión que coincidíamos, era verla siempre positiva y sonriente. Y aunque tuve pocos momentos de conversación con ella, las anécdotas que escuchaba sobre Kyoko, me hacían saber lo cercano, amoroso, detallista, inteligente y dulce ser humano que era. Para muestra dos botones: Ethan y Kaya, unos pequeños adorables, amorosos, sonrientes, tiernos y felices. Ejemplo y reflejo de Kyoko y Nate, dos personas que han demostrado ser seres humanos inigualables y que siempre tendrán toda mi admiración, respeto, aprecio y cariño.
Kyoko será un ejemplo de fuerza, esperanza, lucha y sencillez. Sin duda una luz que guiará el camino de sus seres queridos.
Nate, Ethan y Kaya, decirles que comparto bien la pena y el desánimo que causa la ausencia de un ser amado, con quien quisiéramos seguir compartiendo físicamente momentos de felicidad y alegría, pero al mismo tiempo puedo confiarles que esa persona trasciende y se encuentra en nuestras vidas y memoria día a día, acción tras acción, haciéndonos mejores personas. No pierdan nunca la fe de que ella sigue con ustedes y los cuida, porque así será.
Contar conmigo y mi familia siempre.
Analilia