español
Por Gwen de la Peña
“Cuan hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion:
Tu Dios reina”. Isaias 52:7
Mi mamá creció como una muchacha de campo en un rancho en Hubbard, Oregon. Desde que fue chica, ella quiso trabajar en los campos piscando ejotes, fresas, y todo tipo de moras! Cuando se casó, le encantaba tener su jardín, y hortalizas, y azadoneaba sacando las hierbas de su campo de fresas en los cerros de Silverton! A ella Siempre le han encantado las flores y tenía de todas clases en su jardín hermoso antes de ir a los campos misioneros de México!
Ella estuvo dispuesta a dejarlo todo y no se ató a quedarse con el rancho que tenían de 30 acres cerca de Silverton. Obedeciendo al llamado de Dios, ella respondió: “Heme aquí, envíame a mí.” A los 23 años, mis padres fueron a México, con mi hermano Dennis de 3 años y yo de un año y medio. Salieron de viaje por fe en Dios sin hablar español y sin conocer la cultura mexicana, confiando que Dios los guiara y proveyera para nuestra familia.
Dejó su jardín en lo natural, pero como misionera sembró muchas semillas y plantó en las vidas de muchas personas que hasta la fecha están floreciendo! Mi madre siempre tuvo una pasión de compartir a ótros sobre el amor de Dios y estaba interesada en ayudar a cuidar sus vidas, asegurando que conocieran el plan de salvación, por los últimos 65 años! Como una sierva espiritual, mi mamá fue llamada a trabajar y recoger en los campos del Señor cegando una cosecha abundante, Prestando atención a su llamado divino, su pies siendo calzados con la preparación del evangelio de paz. Ella llevó las buenas nuevas, proclamando paz y salvación a la gente de Baja California Sur en 1955, y después a la sierra de Nayarit en 1962, para trabajar entre los indígenas coras en lugares muy remotos.
Muchas personas la reconocen como su madre espiritual, con respeto y honor. Dio su vida y sirvió al Señor con todo su corazón. A cualquier parte donde iba, ya sea a Ciudad Insurgentes, Ciudad Constitución, La Paz, Tepic, Nayarit y los lugares remotas de pueblos en la sierra, las personas le han recibido con gusto en sus hogares. Hizo muchas amistades donde quiera que iba y ganó a muchas personas para Cristo! Ella sabía que había sido escogida para servir al Señor! No había nada en esta tierra que fuera más satisfactorio para ella que sólo aquéllo por lo cual había sido llamada a cumplir! Dio todo lo que tenía, hasta su casa en Oregon, pero ella tuvo más de 100 hogares donde era bienvenida en cualquier tiempo y a cualquier hora! Le decían; “Mi casa es tu casa.” Siempre será recordada por su amor por la Palabra de Dios y su servicio al Señor y a su gente!